El Dios.

 Estaba caminando entre los matorrales a la luz de la luna, entre la brisa y el olor a humedad! Estaba viendo fijamente a la oscuridad; y nunca soltó mi mano, mi mano nunca soltó. Solo me acostumbré a ignorar su calor, y me ví envuelta en ese camino mucho tiempo, pensando en que solo iba la noche tras de mi y no era así, esa mano me acompaño, me acompaño esa mano.

Tal vez pensaba tanto en la oscuridad y la brisa , que deje pasar el calor que me dió su mano, su mano me dió calor. Me envolvían los ecos de la noche, el llorar de los árboles que no me percataba de que él seguía sosteniendo mi mano.

La oscuridad me cubría la noche sucumbirá a mis pasos, él seguía sosteniendo mi mano y la apretó entre el miedo y el dolor de mi soledad y entendí que su mano me seguía sosteniendo mientras que yo la ignoraba, sentí tanto calor que el dolor que sentía se apagó, no empeze a ver nada solo su mano sosteniendo la mía, y en ese momento creí que Dios era uno con mi agonía.

Comentarios